Una muestra del agudo y sarcástico humor de Ambrose Bierce
Abdicación: Acto mediante el cual
un soberano demuestra percibir
la alta temperatura del trono.
Autoestima: Evaluación errónea.
Batalla: Método de desatar con los dientes
un nudo político que no pudo desatarse con la lengua.
Cañón: Instrumento usado
en la rectificación de las fronteras.
Cerebro: Aparato con que pensamos que pensamos.
Cita: Repetición errónea de palabras ajenas.
Cobarde: Dícese del que
en una emergencia peligrosa
piensa con las piernas.
Conferencista: Alguien
que le pone a usted la mano en su bolsillo,
la lengua en su oído, y la fe en su paciencia.
Conservador: Dícese del estadista
enamorado de los males existentes,
por oposición al liberal,
que desea reemplazarlos por otros.
Cónsul: En política americana,
persona que no habiendo podido
obtener un cargo público
por elección del pueblo,
lo consigue del gobierno
a condición de abandonar el país.
Convencido: Equivocado a voz en cuello.
Corsario: Político de los mares.
Crítico: Persona que se jacta
de lo difícil que es satisfacerlo,
porque nadie pretende hacerlo.
Dentista: Prestidigitador
que nos pone una clase de metal en la boca
y nos saca otra clase de metal del bolsillo.
Desmemoria: Don que otorga Dios a los deudores,
para compensarlos por su falta de conciencia.
Desprecio: Sentimiento que experimenta
un hombre prudente ante un enemigo
demasiado temible para hacerle frente sin peligro.
Dictador: Mandatario de un país
que prefiere la pestilencia del despotismo
a la plaga de la anarquía.
Discusión: Método de confirmar a los demás en sus errores.
Egoísta: Persona de mal gusto,
que se interesa más en sí mismo que en mí.
Emoción: Enfermedad postrante
causada por el ascenso del corazón a la cabeza.
Erudición: Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.
Filántropo: Anciano caballero,
rico y generalmente calvo,
que ha aprendido a sonreír
mientras su conciencia le roba los bolsillos.
Filosofía: Camino de muchos ramales
que conduce de ninguna parte a la nada.
Hablar: Ser indiscreto sin ser tentado,
a partir de un impulso sin propósito.
Hipócrita: El que profesando virtudes que no respeta
se asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.
Historia: Relato casi siempre falso
de hechos casi siempre nimios
producidos por gobernantes casi siempre pillos
o por militares casi siempre necios.
Homeópata: Humorista de la medicina.
Imprevisión: Satisfacción
de las necesidades de hoy
con las rentas de mañana.
Independiente: En política,
enfermo de autorrespeto.
Es término despectivo.
Insensible: Dotado de gran fortaleza
para soportar los males que aquejan a los demás.
Insurrección: Revolución fallida.
Fracaso de opositores que pretenden
reemplazar un gobierno malo por otro desastroso.
Intemperie: Lugar donde ningún gobierno
ha podido cobrar impuestos.
Su función principal es inspirar a los poetas.
Ladrón: Comerciante candoroso.
Lástima: Sensación de inmunidad,
inspirada por el contraste.
Lenguaje: Música con que encantamos
las serpientes que custodian el tesoro ajeno.
Libertad: Uno de los bienes
más preciosos de la Imaginación,
que permite eludir cinco o seis
entre los infinitos métodos de coerción
con que se ejerce la autoridad.
Litigante: Persona que está por entregar la piel
con la esperanza de conservar los huesos.
Locuacidad: Dolencia que vuelve al paciente
incapaz de contener la lengua cuando uno quiere hablar.
Longevidad: Prolongación poco común del temor a la muerte.
Matar: Crear una vacante sin designar un sucesor.
Mausoleo: La última y más divertida locura de los ricos.
Médico: Alguien a quien lanzamos
nuestras súplicas cuando estamos enfermos,
y nuestros perros cuando nos hemos curado.
Mente: Misteriosa forma de la materia segregada por el cerebro.
Metrópoli: Baluarte del provincianismo.
Misericordia: Virtud que aman los delincuentes sorprendidos.
Murmurar: Decir cómo encuentra uno a otro
cuando el otro no puede encontrarlo a uno.
Observatorio: Lugar donde los astrónomos
disuelven en conjeturas las adivinanzas de sus predecesores.
Ociosidad: Granja modelo donde el diablo
experimenta las semillas de nuevos pecados
y promueve el crecimiento de los vicios básicos.
Oratoria: Conspiración
entre el lenguaje y la acción
para defraudar al entendimiento.
Tiranía atenuada por la taquigrafía.
Panteísmo: La doctrina de que todo es Dios,
por oposición a la doctrina de que Dios es todo.
Peligro: Bestia salvaje que el hombre
desprecia cuando está dormida,
y de la que huye cuando despierta.
Pleito: Máquina
en la que se entra en forma de cerdo
y se sale en forma de salchicha.
Plomo: Metal pesado, de color gris azulado,
que se usa mucho para dar estabilidad a los amantes livianos,
particularmente a los que aman mujeres ajenas.
El plomo es también muy útil como contrapeso
de un argumento tan sólido que inclina
la balanza de la discusión hacia el lado del adversario.
Un hecho interesante en la química
de la controversia internacional,
es que en el punto de contacto de dos patriotismos,
el plomo se precipita en grandes cantidades.
Pluma: Implemento de tortura
producido por un ganso,
y generalmente usado por un asno.
Pintura: Arte de proteger
de la intemperie superficies planas,
y de exponerlas a los críticos.
Política: Conflicto de intereses
disfrazados de lucha de principios.
Manejo de los intereses públicos en provecho privado.
Político: Anguila en el fango primigenio
sobre el que se erige la superestructura
de la sociedad organizada.
Cuando agita la cola, suele confundirse
y creer que tiembla el edificio.
Comparado con el estadista,
padece la desventaja de estar vivo.
Presagio: Señal de que algo ocurrirá si no ocurre nada.
Presente: Parte de la eternidad
que separa el dominio del desengaño
del reino de la esperanza.
Prójimo: Aquél a quien nos está ordenado
amar como a nosotros mismos,
pero que hace todo lo posible
para que desobedezcamos.
Puerto: Lugar donde los barcos
que escapan a la ira de las tormentas
quedan expuestos a la furia de los aduaneros.
Radicalismo: El conservadurismo de mañana
inyectado en los negocios de hoy.
Rebelde: El que propone
un nuevo desgobierno,
sin conseguir implantarlo.
Receta: Adivinanza, realizada por el médico,
de lo que prolongará mejor la situación
con menor daño para el paciente.
Recordar: Traer nuevamente a la memoria,
con algunos agregados, algo que previamente se ignoraba.
Recreo: Clase especial de aburrimiento
que alivia una fatiga general.
Referéndum: Ley que se somete a voto popular
para establecer el consenso de la insensatez pública.
Religión: Hija del Temor y la Esperanza,
que vive explicando a la Ignorancia
la naturaleza de lo Incognoscible.
Renta: Patrón de medida natural
y racional de la respetabilidad.
Renunciar: Ceder un honor a cambio de una ventaja.
Réplica: Insulto prudente al contestar.
Reportero: Periodista que a fuerza de suposiciones
se abre un camino hasta la verdad,
y la dispersa en una tempestad de palabras.
Respetabilidad: Fruto amoroso
de una calva y una cuenta bancaria.
Retaguardia: En doctrina militar norteamericana,
parte expuesta del ejército
que se encuentra más cerca del Congreso.
Ruido: Olor nauseabundo en el oído.
Ruso: Persona de cuerpo caucásico
y alma mongólica. Emético tártaro.
Sabiduría: Tipo de ignorancia que distingue al estudioso.
Sátira: Especie de composición literaria
en que los vicios y locuras de los enemigos del autor
son expuestos sin demasiada ternura.
Seguro: Ingenioso juego de azar
que permite al jugador
la confortable convicción
de que está derrotando al que tiene la banca.
Soga: Instrumento que va cayendo en desuso,
para recordar a los asesinos que ellos también son mortales.
Teléfono: Invención del demonio
que suprime algunas de las ventajas
de mantener a distancia a una persona desagradable.
Tumba: Pabellón de la Indiferencia.
Ultimátum: En diplomacia,
exigencia final antes de acudir a las concesiones.
Urbanidad: La forma más aceptable de la hipocresía.
Valor: Virtud castrense en que se mezclan
la vanidad, el deber y la esperanza del tahur.
Vanidad: Tributo que rinde un tonto
al mérito del asno más cercano.
Vida: Especie de salmuera espiritual
que preserva al cuerpo de la descomposición.
Voto: Instrumento y símbolo
de la facultad del hombre libre
de hacer de sí mismo un tonto
y de su país una ruina.
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