El festejo de Obama, y Evo tiró el mantel


por Hernán Felipe Errázuriz
Diario El Mercurio, Sábado 26 de Marzo de 2011http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/03/26/el-festejo-de-obama-y-evo-tiro.asp
 
La visita del Presidente Obama resultó impecable y mostró a Chile en
el centro del escenario internacional, sin las tragedias del terremoto
ni las angustias de los mineros.
 
EE.UU. ha cambiado, no tiene los medios para financiar programas
paternalistas. Su Presidente decidió abandonar las irritantes
políticas de intromisión en los asuntos internos de otros estados y
postula relaciones más igualitarias. Habrá que cobrarle la palabra a
Obama, valorar su visita en días críticos de su Presidencia, celebrar
su paciencia para asistir a comidas y oír discursos interminables, y
realizar proyectos conjuntos en tantas áreas en que estamos atrasados,
en vez de sentirnos campeones mundiales.
Pocos días después, Evo nos amenazó con recurrir a los tribunales y
organismos internacionales para forzarnos a entregar territorio. Tiró
el mantel y despejó la mesa. Era predecible que pateara el tablero
después de la abrupta caída en su popularidad y del convencimiento de
que el grueso de la población chilena no está de acuerdo con los pocos
que ofrecen enclaves, comodatos o cesiones del territorio nacional,
como si fueran sus dueños y por temor a las críticas internacionales.
 
Ahora Chile puede sentarse a una mesa despejada y buscar lo mejor para
ambos países, dentro de lo que es posible. No será fácil. Evo, amigo
de Jaddafi -ha viajado por años a Trípoli a recibir premios y platas
del libio-, tiene algunas de sus patologías: amenaza, miente y crea
expectativas imposibles a su pueblo; le soplan desde el Caribe, culpa
de sus desventuras al empedrado extranjero, se da increíbles
volteretas (propone cese del fuego, por debajo dispara, y no transa ni
una molécula). Su bipolaridad lo lleva a pensar que puede demandar y
negociar a la vez. Tendrá que escoger.
 
Debemos informar al mundo de las facilidades gratuitas excepcionales
que se otorgan a Bolivia para salir al mar, que apreciarían los 30 y
tantos países sin costa. La cualidad marítima no es garantía ni
obstáculo significativo para el desarrollo. Lo saben los haitianos,
que tienen mar, y también los suizos, austríacos y tantos otros que no
lo tienen; unos pobres y otros muy ricos.
Es importante seguir abiertos a cooperar generosamente con los vecinos
bajo nuevas fórmulas, y dejar en claro que, como las demás naciones,
no estamos dispuestos a entregar territorio. Ningún país lo ha hecho
desde mediados del siglo pasado: revisar las fronteras desencadenaría
toda clase de conflictos y guerras.
 
Más de algún gobierno solidarizará con Evo. Así ha sido siempre y no
hay que temer cuando se defiende la integridad territorial. La estamos
defendiendo unidos en La Haya. Es bueno que estemos juntos, sin
distinciones partidistas, sea cuando viene Obama como cuando Evo tira
el mantel.

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