OTRA MIRADA

Hay ciertos intangible que proporcionan identidad;
como la luz de Chile de la que habla Ernesto Rodríguez.
 
Y no es lo único. Tenemos tanto
y no sólo el paisaje y una rica biodiversidad
(no comparable, por cierto, a la de las selvas tropicales,
pero así a escala mundial en lo que se refiere
a clima mediterráneo...y lo estamos perdiendo).
 
Pero hay otros intangibles, que tienen que ver
con la condición de Finis terrae y de constituir
una especie de isla que queda cerquita de América del Sur.
 
Tiene que ver con la mirada.
Desde otros lugares del mundo
cuesta ver incluso,
dónde queda Chile.
 
Nosotros los vemos a todos
desde nuestra peculiar
y privilegiada perspectiva.
 
Y si levantamos la mirada, también.
 
Si hasta el pueblo mapuche tenía una mirada
especial para contemplar el cielo.
 
A diferencia de esa construcción artificial
con que se designan tradicionalmente
las constelaciones, uniendo arbitrariamente
con líneas imaginarias, estrellas
de una región del cielo para conformar
figuras como la Osa Mayor, por ejemplo,
la cultura mapuche, en un cielo transparente
y cuajado de estrellas veía figuras
en los rincones oscuros que quedaban.
 
Algo sin duda más natural.
Una forma distinta de mirar.
 
Tal vez es esa mirada distinta
en un paisaje terrenal y estelar
tan grandioso que 'deja para adentro'
y que nos ha dado poetas
de tal variedad y envergadura,
lo que Chile pueda, en parte,
aportar al mundo, además
de minerales, frutas vinos
y todo lo que seamos capaces de producir,
como valor agregado.
 
Por lo demás, esa mirada al cielo
se ha plasmado concretamente
en los grandes telescopios
y redes de radiotelescopios del norte.
 
Para el 2018, el verdadero Bicentenario,
en nuestro país estará algo así
como el setenta por ciento
de la infraestructura astronómica
del planeta.
 
¿Querían grandes obras para el Bicentenario?
Allí tienen una.

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