Neil Davidson: Crónicas de un extranjero sumergido en Chile por Constanza Rojas Diario El Mercurio, sábado 15 de enero de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/01/15/actividad_cultural/actividad_cultural/noticias/9A732710-11E1-4D48-BA38-874812E741CF.htm?id={9A732710-11E1-4D48-BA38-874812E741CF} El libro "The chilean way" recopila los textos de este inglés que intenta desenredar las fibras de nuestro país. Neil Davidson (1966) nació en Inglaterra y no le gusta viajar. Prefiere hacerlo a través de los libros, donde no corre el riesgo de perderse lo más importante del circuito, como suele sucederle. Pero se casó con la artista chilena Natalia Babarovic, y desde 2001 vive en nuestro país. Sabe que a estas alturas hay mucho de Chile en su cuerpo, pero no podría decir con exactitud qué. El año 2000 comenzó a escribir crónicas, las que se han publicado en distintos diarios, entre ellos "El Mercurio". Una selección de ellas ahora aparece en "The chilean way" -realizada por Camila Valenzuela y editada por Los libros que leo- y la médula de esta publicación es la mirada del extranjero que observa un país como no lo pueden hacer los nativos. La mirada del foráneo que descubre que Santiago es una ciudad esencialmente fría, donde el calor aparece en momentos, pero las temperaturas vuelven a su frescura natural al retirarse el sol. La cordillera lo hace sentir ridículo. Ridículas las calles, y ridículo el hombre al lado de esa inmensidad. Para los chilenos, es distinto. "Topándose con lo eterno todos los días, uno llega a verlo como un entorno bastante cómodo", escribe Davidson. Nota que los estacionadores de autos son repositorios del carácter nacional y están en extinción. También emblemática es la imposibilidad para un comensal de pararse de la mesa antes de que haya terminado la velada. Con agudo humor, Davidson narra que puedes estar cayéndote de sueño, pero hay que comer el postre o tomar un trago más. "He presenciado escenas de pánico cuando alguien se ha dispuesto a partir", escribe. Luego, se detiene en la entonación de los chilenos, y en la eterna hambre para conversar que tienen los paseantes de perros de Providencia. Así también nota que existe una debilidad por decir "perogrulladas" como "Santiago no es Chile" aunque no se crean, como si hubiera una fuerza magnética que obliga a sentenciarlas. "Existe todo un modelo de cómo los chilenos se ven que para mí dista bastante de lo que realmente es el país", dice Davidson acerca de su libro. Porque uno de sus recursos es tomar el lugar común que sostiene Chile acerca de sí mismo y contrastarlo con lo que sus ojos ven. La mayoría de las veces ambas imágenes no coinciden. Y otra técnica a la que suele recurrir va con su modo de concebir las crónicas: "Deben parecer algo muy suelto, una conversación de sobremesa, aunque detrás de ellas haya una gran estructura. A través de detalles nimios, se puede llegar a grandes lecciones". Así, viaja desde la anécdota a la conclusión, desde la cotidianidad al rasgo general. "Una manera de medir el aislamiento de una casa es por la cantidad de líneas que tiene su dirección", escribe. "The chilean way" no es sólo "chilean". Tiene también un apartado de temas variados y otro llamado "Crónicas inglesas". Sin embargo, ninguna abandona la mirada de viajero de ideas de Davidson. "Chile es un país que está cambiando rápidamente y esto es muy refrescante", dice. "Además, me resultó bastante familiar. Eso de que Chile es la Inglaterra de Sudamérica tiene algo de verdad".
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