Ha desempeñado diversos cargos ejecutivos en la Pesquera Camanchaca, entre ellos Gerente de Administración y Gerente de Operaciones, ha sido distinguido entre sus pares, como ha sido destacado en años recientes en Revista Capital. Otros de nuestro que han sido reconocidos por sus capacidades y desempeños (en la misma Revista Capital), sin que este breve listado sea exhaustivo: Rafael Guilisasti, José Rafael Campino y Patricio Millar. ... Entró a la propiedad de la pesquera Centromar: El difícil desembarco de Camanchaca en Ecuador La segunda mayor empresa chilena ha enfrentado la férrea oposición de las compañías locales, que temen a la competencia que se generará en el rubro de la harina de pescado y conservas. Después de superar varios escollos legales, ya tiene ocho barcos en aguas de ese país. LAURA GARZÓN ORTIZ Jorge Fernández y Francisco Cifuentes, controladores de Pesquera Camanchaca, no se imaginaron que navegar en aguas ecuatorianas sería tan complejo. En su afán de seguir diversificando la compañía -que es hoy la segunda a nivel nacional después de Corpesca, del grupo Angelini, con una facturación de US$ 360 millones al año- invirtieron en ese país, pero han debido enfrentar la oposición del poderoso gremio pesquero local que ha intentado jaquear su operación. Los propietarios de Camanchaca empezaron a mirar ese mercado hace tres años, buscando darle destino a parte de la flota que tenían en Chile y que quedó ociosa tras aprobarse la Ley Corta de Pesca que racionalizó el esfuerzo pesquero, limitando el número de embarcaciones que podían usar las empresas locales. "Camanchaca tenía barcos cerqueros que eran aptos para pescar recursos pelágicos (principalmente sardinas) en Ecuador. Su apuesta es a que con su flota y tecnología puede capturar sardinas mar adentro, cosa que no están haciendo las pesqueras locales", señala un ejecutivo del sector que conoce la génesis de la "operación Ecuador". Contactaron en 2005 a Centromar, una pesquera que atravesaba por dificultades financieras, pero que contaba con una planta de harina de pescado y de conservas en el puerto de Chanduy -en la provincia de Guayas al sur del país- y con permisos para operar flota. Tras largos análisis, finalmente la chilena entró a la propiedad de Centromar y aportó ocho barcos: Huara, Ligueral, Oficina San José, Rauco, Atacama II, Atacama III, Huelén y Ralún. Las negociaciones fueron lideradas por Mario Rengifo, gerente de Operaciones de Camanchaca y mano derecha de Francisco Cifuentes. Más tarde se integró Andrés Couve, ex subsecretario de Pesca, en calidad de asesor. Resistencia local Pero el inicio de actividades en Ecuador no ha sido fácil. La llegada de los barcos, en agosto pasado, desató un temporal entre los empresarios pesqueros locales que iniciaron una fuerte campaña mediática y a nivel de autoridades. Agrupados en la Cámara Nacional de Pesquería se resistieron al ingreso de un nuevo actor que mermaría -según declararon- aún más las capturas. "La pesca mensual se ha reducido de 1.200 a 100 ó 120 toneladas, en cinco años. La flota sardinera es de apenas 25 barcos, pues hay más de 80 que no están operativos por la falta de recursos. Estos ocho barcos incrementan en un 40% la flota", declaró al diario "El Comercio" de Quito el entonces presidente del gremio, Roberto Aguirre, en agosto del año pasado. En lo legal, la operación de la compañía chilena tiene luz verde desde mayo pasado cuando, pese a los insistentes reclamos de las pesqueras ecuatorianas, la Subsecretaría de Recursos Pesqueros emitió el decreto que aprobó la sociedad con Centromar y el funcionamiento de su flota. En esta etapa, Camanchaca recurrió a la embajada chilena en Quito que tendió puentes con las autoridades locales. Un rol clave jugaron el embajador Enrique Krauss y el consejero Eduardo Escobar. "La bronca de algunas empresas no es contra Camanchaca, sino contra la autoridad que permite este tipo de contratos de asociación", explica desde Ecuador Rafael Trujillo, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería. Cuenta que en 1999 el Consejo de Desarrollo Pesquero prohibió el incremento de flota para evitar que se siguieran sobreexplotando algunos recursos. "Hay un malestar generalizado de todo el sector pesquero de los pelágicos pequeños, que durante 15 años no ha crecido porque las capturas son malas. Molesta que el Estado permita, de la noche a la mañana, que una industria extranjera traiga ocho barcos cuando los propios nacionales no lo pueden hacer", enfatiza Trujillo. Pero Camanchaca está haciendo uso del cupo de captura que posee Centromar, que por su crisis económica no lo estaba ejerciendo. "Esto lo recogió la autoridad ecuatoriana y, por eso, ha apoyado su funcionamiento", dice un ejecutivo pesquero. Trujillo también lo reconoce: "Apelamos ante el subsecretario de Pesca y el ministro. En lo administrativo esto está terminado. El gobierno ratificó el derecho de Camanchaca a tener los barcos". Poderoso rival Sin opciones para impedir por esa vía la entrada de Camanchaca, la ofensiva privada ecuatoriana vino por el flanco judicial. La bandera la tomó Negocios Industriales Real S.A. (Nirsa). Un holding familiar que produce atún, sardinas, camarones, harina de pescado y conservas, que rankea entre las 30 principales empresas de ese mercado. Exporta cerca de US$ 100 millones al año, cuenta con una flota de 11 barcos atuneros y seis sardineros y da trabajo directo a 2.500 personas Según detalla Rafael Trujillo, Nirsa hizo una presentación ante el Tribunal Constitucional para frenar la entrada de Camanchaca. "Puso un recurso, lo perdió y está en apelación", enfatiza el ejecutivo. Consultada frente a su situación en Ecuador, Camanchaca no quiso hacer comentarios a "El Mercurio". Hace tres semanas, la pesquera chilena intentó un acercamiento con sus pares ecuatorianos. Mario Rengifo, Andrés Couve y Fernando Larios -el gerente designado en Ecuador- se juntaron en Guayaquil con el presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, César Rohon, con Rafael Trujillo y con dos empresarios. "La reunión fue muy cordial, ellos nos explicaron que su apuesta en Ecuador es de largo plazo", relata Trujillo. Sin embargo, a la cita no asistieron representantes de Nirsa. Si bien el fuerte de esta compañía es la producción de atún, donde es una de las protagonistas, también tiene sus fichas en el procesamiento de sardinas y en la venta de harina de pescado. Por eso le preocupa la llegada de Camanchaca, un actor de peso en el mercado internacional de ese producto. La chilena es la segunda mayor productora del país, escoltando a Corpesca y SPK, ligadas al grupo Angelini. El objetivo, señalan fuentes cercanas a Camanchaca, es replicar a menor escala el modelo de negocios que tiene en Chile. "Llevarán tecnología de punta y desarrollarán una operación absolutamente sustentable con el medio ambiente", indica un ejecutivo del sector pesquero. Fuentes que conocen el proyecto en Ecuador afirman que éste incluye modernizar las instalaciones que tiene Centromar y competir en los nichos de harina de pescado y conservas. Holding en expansión Camanchaca es un holding que el año pasado facturó US$ 360 millones. En 1967 Jorge Fernández entró a la propiedad de la compañía que originalmente sólo operaba en la captura de langostinos. En 1980, tomó el control junto a su socio Francisco Cifuentes. A partir de ese año, inició su diversificación que hoy la tiene participando no sólo en la pesca extractiva y la producción de harina y aceite de pescado, sino también en la producción de salmones, choritos, abalones, langostinos, ostras, conservas y congelados. Entre sus pergaminos figuran ser la segunda productora de harina de pescado, escoltando al grupo Angelini; la cuarta en salmones en Chile y sexta en el mundo; y la primera en el cultivo de ostiones y abalones. La firma da trabajo a 3.600 personas.
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