Ideas: La libertad, ¡qué tema!

Por: Joaquín García-Huidobro
Instituto de Filosofía de la Universidad de Los Andes.
Revista Qué Pasa, 10 12 2010
Sección: Posteoshttp://www.quepasa.cl/articulo/20_4738_9.html
 
Un italiano, Andrea Mardegan, ha hecho una antología de textos de
Josemaría Escrivá: "Una libertad para ser vivida".
Y como los italianos son gente sutil, debo reconocer que ha salido
bien parado, quizás porque tuvo la cautela de limitarse a un solo
asunto.
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Debo confesar que detesto las antologías. No me gusta que venga
alguien y me ponga en un CD "Lo mejor de Bob Dylan" o "The very best"
de no sé quién, haciendo que nos conformemos con Mistral en pildoritas
o un reader de Cervantes. No señores, prefiero encontrarme con la
gente en vivo y en directo, sin liposucciones editoriales ni
selecciones de expertos.
 
Así las cosas, me encuentro con que un italiano, Andrea Mardegan, ha
hecho una antología de textos de Josemaría Escrivá: "Una libertad para
ser vivida" (Cobel, Madrid, 2010). Y como los italianos son gente
sutil, debo reconocer que ha salido bien parado, quizás porque tuvo la
cautela de limitarse a un solo tema, la libertad.
 
La libertad, ¡qué tema!, al menos para nosotros, que juzgamos los
regímenes políticos, los sistemas económicos y las teorías pedagógicas
por el grado de libertad que son capaces de darnos. Se trata de un
criterio importante, decisivo.
 
Pero, ¿qué puede tener que decirnos un santo sobre la libertad? ¿No
nos dicen que la libertad implica superar esas reglas que un santo
encarna como por definición? Cuando uno lee en estas páginas se va
planteando, poco a poco, la pregunta contraria: ¿qué podemos decir
nosotros, distraídos por mil cosas, desatentos a todo lo que importa,
pendientes de lo que dicen o callan los que llevan la batuta de este
juego? Como si ellos mismos no fueran prisioneros de la encuesta, de
la moda y el estudio sociológico.
 
La versión oficial de las cosas nos dice que no nos preocupemos, que
hoy somos más libres que nuestros abuelos porque tenemos más
alternativas. Sólo nos basta decidir, tal como lo enseña la
publicidad, qué acabamos de tragarnos sin advertirlo. Es la libertad
del retail, la que viene desde fuera. En esta antología, en cambio, se
habla de algo distinto, de una libertad que no nos puede ser quitada
ni por la enfermedad, ni por los años, ni por la cárcel o la falta de
poder adquisitivo. En suma, una libertad con contenido, que, por
supuesto, no desprecia las libertades externas, pero que apunta a unir
al hombre con Aquel que es fuente de toda libertad.
 
La libertad humana no es algo estático, sino que está llamada a
crecer. Implica luchar por despojarse de las pequeñas y no tan
pequeñas ataduras que estorban el camino, pero no para disolverse en
la nada sino para llenarse de Dios. Muchos temen, hoy, que eso
significa aniquilar la propia personalidad, como si Dios fuera un
fabricante coreano de productos en serie y no un artista que nunca se
repite, un genio que crea hombres de mil rostros y lenguas, que
reparte temperamentos, tamaños, gustos y talentos de manera siempre
original, aunque después vengamos nosotros con nuestro afán de
uniformarlo todo. "Esos caminos distintos -advierte Josemaría Escrivá-
son paralelos: siguiendo el suyo propio, cada uno llegará a Dios…; no
te pierdas en comparaciones, ni en deseos de conocer quién va más
alto: eso no importa, lo que interesa es que todos alcancemos el fin".

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