Adiós a Lucy


por Antonio Gil


El pasado lunes, a los 46 años de edad,
murió en un hospital de Londres Lucy O'Donell,
la inspiradora de "Lucy in the sky with diamonds",
la canción de los Beatles que fue el himno de esos días perdidos
en que éramos inmortales y en que
todas las cosas de la vida nos parecían posibles.

En esa Atlántida que fueron los sesenta
y que hoy está sumergida para siempre,
el horizonte estaba más allá, muy lejos,
porque todo en torno nuestro era infinito y eterno.

Nada tenía estampada la fecha de vencimiento
y la greda del mundo todavía estaba húmeda
esperando que le diéramos la forma adecuada.

Era un planeta donde todo podía ser,
menos lo que resultó siendo.

Las autoridades del hospital Saint Thomas,
de la capital inglesa, declararon que Lucy
falleció al amanecer tras luchar
durante años contra el lupus,
un mal crónico en el que
el propio sistema inmunológico de las personas
ataca el tejido del cuerpo hasta aniquilarlos.

¿No es acaso, de alguna forma misteriosa,
esa misma enfermedad la que atacó por sorpresa
aquel mundo fresco, terso, transformable de los sesenta,
el que lentamente se nos anquilosó
hasta esta irremediable rigidez que lo paralizo sin vuelta?

¿No será el lupus la enfermedad
que se ha venido devorando sin pausa
todos los cometidos de nuestra generación atónita?

Olvídenlo.

Seguramente exageramos
y ocurre que, sencillamente,
como todo el mundo,
hemos envejecido abrumados
de falsos recuerdos y de nostalgias.

Pero se nos ha muerto Lucy,
la verdadera Lucy, y con tristeza
entrevemos en ello un augurio espantoso.

La muerte física de un tiempo
en que la felicidad estaba ahí,
al alcance de la mano,
barata y tan boba
como nosotros mismos.

Lucy era una niña
cuando entró en gloria y majestad
al repertorio de los Beatles.

Siempre se especuló
con que las iniciales del título de la canción
se referían al LSD, aquella sigla que,
junto con NASA, abrió en los sesenta
la era de los grandes viajes interiores
y las navegaciones intergalácticas.

Aparentemente la verdad del nombre es otra:
un día el hijo pequeño de John, Julian,
llegó del colegio con un dibujo
y aseguró que los trazos
representaban en el papel
a "Lucy en el cielo con diamantes".

Cada uno puede quedarse
con la versión que prefiera,
a estas alturas da igual.

Al conocer de su enfermedad,
Julian Lennon retomó contacto
con la ya madura señora,
quien había adoptado
su apellido de casada, Vodden:
la musa inspiradora del éxito de 1967
se había convertido en una sencilla
y anónima dueña de casa.

"Newspaper taxis appear on the shore,
waiting to take you away, climb from the back
with your head in the clouds and you're gone...",
dice la canción en alguna parte.

Ha muerto Lucy en el cielo con diamantes.

A los viejos niños, como el que escribe esto,
un pedazo de cielo se les ha venido encima
mientras recuerdan que "look at the girl
with the sun in her eyes and she's gone...".

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