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Desesperación por recuperar el poder, ¿para qué?



Álvaro Góngora
Director Escuela de Historia-Cidoc Universidad Finis Terrae
Diario El Mercurio, Sábado 21 de Julio de 2012 
Señor Director:
He seguido las declaraciones formuladas tanto por políticos de la Concertación como algunos desgajados de ella, respecto de cómo enfrentar el futuro escenario presidencial. La sumatoria es realmente "des-concertante".
Se plantea "generar un espacio mayor" (Gómez), un "giro a la izquierda", pero que sea de izquierda, izquierda. Para eso se hizo un cónclave, como sabemos. Se demanda, a su vez, "construir una mayoría social para el cambio... un eje progresista", abriendo la Concertación "a otros actores políticos y sociales", lo cual supone un "giro a la ciudadanía... giro hacia la democracia" (Girardi).
Otra voz propone hacer una "coalición grande" que agrupe a los actuales partidos concertacionistas, más "los que se fueron y a dos fuerzas que nunca estuvieron", el Partido Comunista y el Movimiento Social (Vidal). ¿Para qué? "Para derrotar a la derecha".
No faltan quienes abogan por la unidad, fortaleciendo "las posturas de la Concertación para ir más allá y construir una nueva mayoría" (Pizarro) y tampoco los que vislumbran detrás del giro a la izquierda "la realización práctica de la tesis del bloque de izquierda" (Walker). Unos pretenden mirar hacia la izquierda, los otros hacia la derecha y, en esa disputa sobre hacia dónde mirar, el senador Quintana le manifestó a su par Walker "ustedes fortalecen el centro y nosotros la izquierda". En fin. ¿Qué se quiere realmente?
Hubo quien manifestó una respuesta. "Se aprecia... una desesperación por recuperar el gobierno. Pero nadie se está preguntando para qué lo queremos" (Velasco).
Sin duda hay confusión. Mucha ambigüedad. Me parece grave que cada partido o pacto no exponga públicamente definiciones sólidas. No digo las ideológicas que conocimos antaño, pero al menos un conjunto coherente de principios, un ideario claro, conceptos que fundamenten cualquier programa de gobierno.
En un escenario en que la Alianza también tiene confusiones, aunque menores.
Esto es preocupante, porque la buena política requiere de "discursos" trasparentes, que no dejen dudas, para que los ciudadanos no sean "engatusados". Los chilenos comunes y corrientes debiéramos ser más exigentes y no votar en las elecciones por un simple nombre, por una persona, por simpática, emprendedora, bien intencionada, honesta o simplemente bien perfilada.
Tenemos que saber, junto con sus altas competencias políticas, qué gobierno se elige y cuál es su sustento respecto de conceptos fundamentales acerca de la sociedad, el Estado, la economía, la persona humana en sus diversas dimensiones, punto no menor, porque incluso en el plano de los valores (laicos o religiosos) es importante que el elector tenga claridad. Dificulto, por ejemplo, que en esta materia exista un entendimiento verdadero entre quienes miran hacia la derecha y quienes lo hacen hacia la izquierda, izquierda.
Desgraciadamente, lamentamos varios, esto no es lo relevante para quienes hoy piensan en las próximas presidenciales.

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