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City tour con Marcial Echenique



Recorrimos Santiago con el arquitecto y urbanista para analizar los principales desafíos de la ciudad, el caos de Sanhattan y el impacto que tendrá el nuevo plan regulador metropolitano, que extenderá la capital en 10 mil hectáreas. “Los arquitectos que se oponen deberían estudiar economía urbana. Creen en el mito que en una ciudad compacta la gente va a vivir mejor, y no, ¡viven peor!”, afirma. Por Carla Sánchez M. Fotos, Verónica Ortíz.



Será porque parte de su familia vive aquí. O porque hay algo de Santiago que lo seduce. Cualquiera sea la explicación, el arquitecto y urbanista Marcial Echenique siempre vuelve a Chile, pese a que hace más de 30 años emigró a Inglaterra. Y lo hace varias veces al año.

Por estos días el ex decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Cambridge y asesor del ministerio de Transportes está de cabeza trabajando en el proyecto de ciudades modelo, un plan que busca mejorar la infraestructura y el sistema de movilización pública en coordinación con el desarrollo urbano de 6 ciudades, otorgándole a los intendentes más autoridad en la toma de decisiones. Aprovechando su visita, le propusimos salir a recorrer Santiago. Un city tour para analizar los desafíos y atributos de la ciudad que ha sido destacada en más de un ranking internacional.

-En Cambridge usted tiene harta pega, ¿qué lo motiva a solucionar problemas en Chile? 
-Siempre me ha interesado el trabajo en Chile. Cuando me recibí de arquitecto, me fui a España a doctorar en urbanismo y después cursé un post doctorado en Inglaterra. Volví a Chile con Allende, pero era tal el desastre que acepté un puesto en Inglaterra como profesor titular. Desde ahí que me preocupó el futuro de Santiago. Con la vuelta a la democracia acepté regresar. Trabajé en el gobierno de Aylwin, después en el de Frei, luego en el de Lagos y el de Bachelet…

-Y lo sigue haciendo ahora con su primo, Sebastián Piñera.
-No soy político, soy técnico. He trabajado con todos los presidentes, excepto con Pinochet. Yo estoy siempre con el ganador (risas).


Primera parada: Universidad Adolfo Ibáñez
Es un martes soleado pero con un poco de bruma. “Qué lástima”, dice Echenique. Su idea es llevarnos a Peñalolén, a la Universidad Adolfo Ibáñez, para mostrarnos la panorámica de la ciudad. “Una vez vine a dar una conferencia y me encantó la vista. Aquí se ve lo bonito que es Santiago y lo que podría ser”, comenta.

Entre la neblina y el smog es poco lo que se puede apreciar. Pero a lo lejos sí se alcanza a visualizar la avenida Colón, demarcada por una línea de edificios. “La zona oriente es de muy buena calidad, el centro es muy bonito a pesar de que lo han echado algo a perder. De Vicuña Mackenna hacia el poniente es muy feo, no hay árboles, yo creo que las municipalidades no tienen mucha plata”, explica.

-¿Está de acuerdo con el nuevo plan regulador metropolitano que busca extender la ciudad en 10 mil hectáreas? 
-Absolutamente. Santiago hace 30 años tenía 100 habitantes por hectárea, ahora tiene 75. Londres tiene 40, mucho más bajo, y Nueva York tiene 20. Tenemos mucho más espacio. Hay una gran confusión respecto al desarrollo urbano. Las ciudades que en los años 40 eran muy densas y congestionadas –como París y Londres- se han dispersado. La gente cree que Nueva York es el colmo de densa, pero no es así: es una de las ciudades de más baja densidad de Estados Unidos. Hay más espacio per cápita en Nueva York que en Los Angeles.

-Pero Nueva York es sumamente congestionado…
-Manhattan puede serlo, pero hacia el centro hay un muy buen sistema de transporte público. Estoy totalmente de acuerdo en que la ciudad tiene que tener un sistema de transporte público eficiente si quiere tener centros de empleo de alta densidad.

-Entonces, ¿por qué el Colegio de Arquitectos se opone al crecimiento de Santiago?
-Porque tiene una teoría que es totalmente absurda: creen que en una ciudad compacta, de alta densidad, va a haber menos congestión, o sea que la gente va a usar menos el auto. Eso no es cierto. La demostración científica es que la gente no deja el auto a pesar de haber más densidad. La explicación es bien clara y está matemáticamente demostrado: con un aumento de la densidad de 100%, sólo un 5% de la gente deja de usarlo; por lo tanto hay 90% más de autos en la misma área, con lo que la congestión aumenta muchísimo. La gente no deja el auto porque es tanto más cómodo que andar en micro. Mira lo que estamos haciendo ahora, podemos ir de un punto a otro sin problema; en micro para llegar aquí -a Peñalolén- ¡nos habríamos demorado dos o tres horas! Es imposible que el transporte público sea sustituto del auto porque lo tienes a disponibilidad tuya para ir donde quieras a la hora que quieras.

-Pero la tendencia de las grandes ciudades a nivel mundial es disminuir el uso del automóvil y privilegiar el uso del transporte público…
-No. Es cierto que es mejor ir al centro en transporte público. Pero en París y Londres, que tienen un sistema de transporte público fantástico, más del 60% de los viajes se hacen en auto. No hay transporte de noche. ¿A quién se le ocurriría ir a hacer las compras de la semana en transporte público? ¡Sería de locos! Van con los niños a los centros comerciales -que son extraordinariamente eficientes- y se traen todo de un viaje.

-Santiago tiene un problema que no enfrentan otras ciudades que se han expandido: el tema de la contaminación…
-¿Sabías tú que en Santiago ha bajado la contaminación en un 60%? Eso ha sucedido desde el año 90 a la fecha. Y no por los autos –aunque los catalíticos prácticamente no contaminan- sino gracias a que ya no están las micros amarillas con motores diesel mal regulados. Una de las cosas buenas que ha hecho el Transantiago es mejorar el parque de buses.

-¿Lo único bueno que ha hecho?
-Lo único. El resto es una estupidez.


Segunda parada: Nuñoa
“¿Veamos cómo está funcionando el corredor de transporte público de Avenida Grecia?”, propone Echenique. Subimos al auto de Roque, nuestro Eliseo Salazar en esta aventura, y avanzamos en dirección al Estadio Nacional. “La pista exclusiva para los buses –que va por la mitad de la avenida- está andando bastante bien”, señala el arquitecto. “La gracia es que los autos no se pueden meter y los buses no interfieren con sus giros. Eso lo estamos replicando en Concepción y vamos a hacerlo también en Antofagasta”.

-Usted fue asesor de Lagos cuando se implementó el Transantiago…
- No, yo no participé en el Transantiago. En lo que sí trabajé en el gobierno de Frei -y después en el de Lagos- fue en diseñar el programa de autopistas, que ha sido bastante exitoso pese a que le dieron demasiado poder a los concesionarios. Lo mismo pasa con el Transantiago, que es un despelote porque los dueños de buses tienen las concesiones hasta el año 2020, ¡Absoluto poder!

-A su juicio, ¿cuál es el principal problema del Transantiago?
-El mal diseño. Los corredores troncales separados de los alimentadores fue un craso error, porque te obliga a hacer por lo menos un trasbordo.

-¿Y eso no lo pensaron en su momento los expertos a cargo?
-Yo no sé de dónde salieron esos expertos. ¡Cualquiera se habría dado cuenta!

-¿Cuando trabajaba con Lagos en las autopistas nunca le advirtió del mal diseño del sistema? 
-No, porque Lagos decidió implementar el Transantiago al final de su período. Incluso Mario Marcel, que era director de presupuestos, fue a hablar conmigo a ver si yo intervenía. Le dije que encantado podía ayudar, pero Lagos no me llamó.

-¿Por qué no lo hizo?
-Con Lagos tuvimos un problema al cual no me quiero referir. Pero Eduardo Bitrán me trajo de vuelta al gobierno de Michelle Bachelet y propuse la eliminación de la rotonda Pérez Zujovic para construir un túnel debajo de Andrés Bello, algo que hasta ahora no se ha hecho-.

-Volviendo al Transantiago, ¿no sería mejor idear un nuevo plan de transportes?
-El paso que está haciendo el ministro Pedro Pablo Errázuriz de aumentar la competencia es correcto. Cuando hay monopolio la gente hace lo que quiere, ponen las micros mínimas para poder cobrar los subsidios y el resto no hace nada porque no hay competencia.

Echenique mira por la ventana y se sorprende con lo que descubre. Parece que hace años que no pasaba por los alrededores del Estadio Nacional. “Esta zona de Ñuñoa es bonita. Mira las casas con sus jardines; estupendas. Esto es buena ciudad”, sentencia.

-¿A Santiago le faltan áreas verdes?
-Sí y la expansión de la ciudad pretende precisamente aumentarlas. Santiago tiene un clima ideal desde septiembre a abril, estar afuera es muy agradable. Cuando se construye en altura no hay donde salir a sentarse, la idea de extender Santiago para que hayan casas con patio me parece mucho mejor. Pero la razón fundamental de por qué se quiere extender Santiago es para que los valores de los terrenos no sigan subiendo. El otro día leí que han subido en 1000%...

-¿Cree que hay una burbuja inmobiliaria?
- Creo que sí. Hay restricción de uso, poca oferta de terreno y al mismo tiempo aumento de la demanda. Si tu restringes la oferta -lo que esta pasando ahora- aunque haya terrenos disponibles, a la gente le conviene más aguantarse y especular antes de construir o vender porque aumentan de valor. Es decir, retener terrenos es un negocio fantástico.

-Sin embargo, muchos profesionales piensan que la ciudad se expande demasiado.
-A esos arquitectos les diría que estudien economía urbana. Necesitamos expandir la ciudad para tener mayor oferta de terrenos. No se trata de tener un libre mercado total, pero sí guiarlo para que la ciudad sea más coherente. Los arquitectos creen en el mito que en una ciudad compacta la gente va a vivir mejor, y no, ¡viven peor!



Tercera parada: el centro
Echenique habla con conocimiento de causa. Fue el responsable de la expansión de Cambridge y también diseñó el plan para la ciudad española de Bilbao. Cuando viene a Chile, suele venir con frecuencia al centro de Santiago pues su oficina está en la calle Amunátegui. Bajamos en la Universidad de Chile frente a la estatua de Andrés Bello, su tatarabuelo. “En Cambridge acaban de publicar un libro sobre Bello por sus contribuciones al derecho internacional”, cuenta con orgullo. Cruzamos la Alameda por la estación de metro. Echenique es pasajero frecuente por lo que conoce de primera mano los problemas que enfrenta el transporte subterráneo.

-¿Le ha tocado viajar como sardina?
-Sí, es terrible. Pero el problema del metro es una autoflagelación porque le quitamos todos los recorridos que le hacen competencia. Antes las micros amarillas no tenían por qué venir al metro. Ahora todas tienen que venir a los servicios troncales. Lo que está haciendo el ministro Errázuriz es correcto: tratar de eliminar los trasbordos. La gente no está dispuesta a pagar dos pasajes: un boleto lo tiene que subsidiar el gobierno y eso es la gran causa del déficit.

-En todo el caos del Transantiago, ¿tiene alguna responsabilidad el metro?
-Al metro lo metieron en todo este sistema. Al principio, la empresa se opuso, tanto que Blas Tomic renunció a la presidencia del Metro y tenía toda la razón.

Volvemos a la superficie y llegamos hasta el paseo Estado. El centro cívico –cuenta Echenique- estuvo a cargo de Karl Brunner, uno de los grandes urbanistas que llegó en los años 30. “Siempre me han gustado los edificios que se mantienen con una continuidad en la fachada, algo que logró Brunner al hacer una caja que rodea la Moneda, con dos plazas estupendas, con el eje de la Avenida Bulnes. La gracia es que todos los arquitectos se ajustaron a la norma; por ejemplo el ex Hotel Carrera –que ahora es el ministerio de Relaciones Exteriores- tiene la misma altura que el Ministerio de Hacienda y los demás edificios”, explica. “Berlín, que fue destrozado por la guerra, se ha reconstruido de esta forma: edificios de alturas únicas en bloques. El urbanismo europeo tiene más calidad que el americano”.

-¿Debiera existir un alcalde mayor en Santiago que organice la extensión de la ciudad?
- No creo que haya que crear nuevas estructuras, sino que darle más poder a lo que ya existe. El intendente no debiera ser sólo un político sino que un técnico. Los grandes intendentes en la historia han sido el Barón Haussmann en París y Doménico Fontana que organizó Roma bajo el encargo de los Papas.

-Igual es increíble que pese a todos los problemas de Santiago, ha recibido varios premios en el último tiempo. CNN y Lonely Planet la han destacado, HostelBookers la eligió como la sexta mejor ciudad para cicloturismo…
-Le falta mucho para que sea destacada, aunque potencialmente creo que es buena ciudad, porque el lugar es bonito.

-Lo que es bien feo en esta ciudad son todos los cables a la vista…
-Sí en algunos lugares está lleno de porquería. En las ciudades modelo estamos soterrando los cables.

-Hablando de cables, ¿es partidario de Hidroaysén?
-La generación de energía hidroeléctrica es una de las cosas buenas que tiene este país, en vez de estar quemando carbón y petróleo. Ahora el impacto que tiene en el paisaje no lo conozco lo suficiente para opinar, pero creo que es muy pequeño comparado con los beneficios que tiene. Hay otras cosas que he estado estudiando con un grupo de investigadores en la universidad. El 70% de la energía se usa para calefaccionar o enfriar edificios y para transportar, el otro 30 restante para productos industriales. Si haces viviendas en baja altura puedes conseguir que los paneles solares produzcan electricidad y también utilizar la geotermia. Una ciudad en extensión puede generar mucha energía.

-El problema de la sustentabilidad es que es cara…
-Es cara en este momento, pero cada vez menos. En el norte de Chile se construyó una planta de energía solar para Chuquicamata sin subsidio. Si tú garantizas el precio de la electricidad, la gente puede poner sus paneles, que cada vez son más baratos ya que los están produciendo en China. Los techos pueden ser utilizados para energía solar y los suelos para geotermia. Incluso puedes cargar las baterías del auto y no usar combustible. Ese concepto de ciudad extensa altamente sustentable es posible. En este momento es un poco cara –sobre todo la geotermia- pero en unos años más será barata.


Cuarta parada: Sanhattan
Si hay algo que a Echenique no le cabe en la cabeza es el llamado Sanhattan. A su juicio, es el mejor ejemplo de la falta de planificación en Santiago. El urbanista opina que fue un error haber loteado en dos paños el terreno de la ex Cervecerías Unidas. “A un lado quedó el Costanera Center y al otro el resto de Sanhattan. El resultado es que cada edificio es independiente del otro, los peatones no pueden circular, todos los accesos a los estacionamientos pasan por las veredas, no hay ningún pensamiento en conjunto, cero”, se queja.

- Conoció el Costanera Center?
-Sólo por fuera, no he estado adentro.

-¿No le interesa?
-Sí, me interesa, es un hito, es como tener un obelisco. Seguramente está mucho mejor diseñado que el resto de Sanhattan porque es una unidad.

-¿Le gusta?
-Es igual a todas las ciudades, no hay ninguna diferencia con Singapur, Hong Kong, aunque allá es mucho más grande.

-¿Y siempre son fálicos?
- Todos (ríe con ganas). Porque les gusta decir “aquí estoy yo”.

-¿Qué es lo que más le molesta de Sanhattan?
-Que no haya una unidad. Por ejemplo el centro de negocios Canary Wharf en Londres tiene un espacio cívico, una estación de metro, si hay una torre respeta la línea que se le ha puesto. Lo que ha ocurrido en Sanhattan es responsabilidad -en parte importante- de los arquitectos. Pero las municipalidades debieran haber exigido un plan especial. Providencia le dio el visto bueno a Costanera Center sin tener en cuenta lo que iba a pasar en Las Condes y viceversa.

-O sea, hubo un problema tremendo de planificación…
-Sí, eso no puede ser. Debe haber alguien que sea responsable de la ciudad como en todas partes del mundo.

-¿Cómo se explica que hayan abierto un mall en la mitad de Sanhattan sin tener las soluciones viales disponibles? ¿De quién es la responsabilidad?
-Yo creo que aquí todos se han sacado los tiros. El año 2006 el ministro Bitrán me encargó hacer el estudio para el MOP. Sabíamos que esto iba a pasar. Se estaba construyendo la torre Titanium, se sabía que se iba a construir el Costanera Center y que la rotonda Pérez Zujovic no daba, entonces decidimos eliminarla y crear un nuevo enlace de conexión entre Kennedy y la Costanera Sur, que se está construyendo a un costado del Parque Bicentenario. También propuse un túnel debajo de la avenida Andrés Bello. Todo eso se discutió, se habló y nada pasó porque a Bitrán lo sacaron. Después lo sucedió Sergio Bitar, que no hizo absolutamente nada. No hay que quitarle también la responsabilidad al Ministerio de Transportes que autorizó la apertura del mall sin haber concretado estos proyectos creyendo que el MOP lo iba a hacer. Aquí debería haber un responsable, que sería el intendente de la Región Metropolitana, y que a él se le acuse si autorizó o no el proyecto.

-¿Ha pasado por aquí en horario punta?
-Dicen que el Costanera Center no ha aumentado la congestión, pero eso es mentira. El otro día el ingeniero Louis de Grange publicó una carta -y hay fotos- de cómo han aumentado las colas en varios lugares. Recuerda que se ha abierto recién el 25% de Costanera Center; cuando se inaugure el resto va a quedar la embarrada más salvaje. Además las cosas no son como si explotara una bomba atómica: esto va de a poco, la gente empieza a desplazarse antes, a las 6 de la mañana para poder llegar a sus trabajos, y no se van a ir a las 8 sino a las 9 de la noche, entonces se va repartiendo la nata de congestión durante 12 horas, eso es lo que ha pasado en Sao Paulo.

- ¿Y cuándo va a desaparecer la rotonda?
-Según Golborne se va a hacer ahora, pero eso es lo que se ha venido diciendo hace 5 años.

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