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Carta de Nueva York


 

Columna 'Perdonen lo poco'
por Liberty Valance 

Diario El Mercurio, sábado 21 de julio de 2012


Espero que me guardes el silencio y no comentes esta carta. Con nadie.
Te escribo en la más absoluta confianza y reserva.
Mira el sueño que tuve: estaba en Chile y me rodeaban con regalos y abrazos, se peleaban por hacerlo. Vestidos con túnicas blancas, como senadores romanos y con las sandalias se veían horribles.
¿De quiénes me acuerdo? Es borroso, me sentía asfixiada, creo que estaban Pancho, Edmundo, Osvaldo, Camilo, Gutenberg, José Antonio e Ignacio. Y en un balcón, cuchicheando, Soledad, Ximena y Carolina.
Me llaman a cada rato, tampoco quiero ser maleducada y les respondo.
Me llama uno y me habla mal del otro.
Me llama el otro y echa pestes contra alguno más.
Me llama alguno más y demuele al resto.
De nuevo la misma historia, que los tiras y aflojas y los cargos y los puestos y ese cahuín.
Te escribo desde mi escritorio.
Llegué hace un rato, vi una obra de teatro estupenda: La última sesión de Freud en el off Broadway, y de paso me compré dos baguettes y en la casa tengo una exquisita mermelada de tamarindo cantábrico.
No quiero volver. No quiero, pero me da no sé qué decirles la verdad.
Voy a hacerlo, porque me dan lata y me aburren.
Creo que su tiempo ya pasó y todavía no se dan cuenta.
A lo lejos veo el río Hudson y los días están maravillosos.
Mañana voy al restaurante Fellini y ya sé lo que voy a pedir: Linguini con cangrejitos de Alaska.
Es que me encanta Nueva York y ya me ofrecieron lo de la secretaría, creo que podría hacer un gran servicio en ese puesto. Al papel de la mujer en el mundo actual y también a Chile, por supuesto, pero como te digo, me dan pena.
Volver en estas condiciones, no sólo es un riesgo, es mucho peor: un despropósito.
La Concertación se convirtió es un conglomerado sin propósitos. Esa es la verdad.
Y te digo más, en secreto, como siempre: Sebastián no lo ha hecho mal, porque no es un gobierno de derecha, para mí eso es obvio, y ya ves tú cómo las ideas de la centroizquierda se han incorporado a la mentalidad de la derecha y si no hubieran sido gobierno, esto nunca habría pasado.
Mira, yo acá tengo a la Paula, que me asesora en las comunicaciones. Esta cabra chascona es bien eficiente y en el primer mundo se mueve sin problemas.
¿Pero imagínate a mis amigas en Nueva York, claro que las quiero mucho, pero imagínatelas en la Quinta Avenida? Imposible.
Te doy dos apellidos: Peñailillo y Carvajal. Jamás, ¿no cierto? En Chile pueden desenvolverse y progresar, pero son productos típicamente chilenos.
Entonces yo cumplí una etapa y ya está.
Pienso en el MEO y sus papás, y veo una película de Tim Burton.
Pienso en la UDI, y no quiero volver al medioevo chileno.
Pienso en el Partido Radical, e imagino un vaso de vino bigoteado.
¿Es muy horrible lo que estoy diciendo?
 Sí, pero esas son mis sensaciones,  exageradas, pero te revelan que mi estado de ánimo es definitivo y también mi decisión: no quiero volver.
Sé que me entiendes y por eso te lo quise contar a ti primero.
Hay otro tema. Claro que no quiero dejarlo por escrito, pero una cosa no más te digo: estoy feliz.
Tu amiga querida.
M

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